
Más de 36 mil millones de dólares anuales y la oportunidad de ser pionero en la fabricación de chips en México, sedujeron a un joven empresario de 26 años que tuvo la osadía de hacer su fábrica en Querétaro para no depender del exterior.
Hace no mucho, apenas en el 2021, un joven visionario apostó todo su capital por el sueño de fabricar chips.
La osada idea lo llevó a múltiples noches de insomnio y días de mucha ansiedad. El plan lo tenía trazado en su cabeza y el primer reto fue escribir en una hoja en blanco el nombre de su quimera.
Y así, del misterio de la creación intelectual, apareció un nombre que no necesitó mayor explicación: QSM (Querétaro Semiconductores).
Bautizado el sueño, le siguieron miles de horas estructurando el ambicioso plan que tenía como misión posicionar a México en el mapa global de la industria de semiconductores.
El valor de mercado nacional de chips se calcula en más de 36 mil millones de dólares anuales y la oportunidad de ser pionero en la fabricación de chips en México, sedujeron de inmediato a este joven empresario de 26 años que vendía medicamentos, dispositivos médicos y dirigía un restaurante de comensales exigentes.
Alejandro Franco Rodríguez, detonador y fundador de QSM Semiconductores, se rodeó de especialistas, incluyendo a 2 personajes que más tarde serían sus socios: Fernando Cruz, un financiero de mucha experiencia con alto kilometraje colocando empresas en Bolsa, e Israel Mejía, un doctor en física en estado sólido.
El poderoso trío comenzó con celeridad a trazar la hoja de ruta de QSM hasta llegar a levantar 1 millón de dólares de capital privado entre Family and Friends y recurso propio. Dinero que se evaporó en 6 meses.
“Ese capital semilla se usó para hacer análisis profundos de viabilidad, estudios financieros, de mercado, de tecnología, cadena de suministro, rentabilidad, infraestructura, reclutamiento de especialistas, exploramos en el mundo fábricas de chips de todos tamaños”, explicó a MONEY Alejandro Franco desde sus oficinas ejecutivas ubicadas a unos metros del centro comercial Antea, al norte de la capital queretana.
El exhaustivo análisis indicó que sí era viable fabricar chips en México. Y es que tampoco tenían opción frente a sus inversionistas, ya habían ejercido ese primer millón de dólares y “dar pasos para atrás ni para agarrar vuelo”.
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LA PLANTA DE CALIFORNIA
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La hoja de ruta indicaba que era tiempo de buscar otro millón para desarrollar un Centro de Ingeniería, meses después, llegó la recolección de un millón más para un Centro de Diseño que obligó adquirir tecnología y licencias de software para el diseño de circuitos que valen más de 10 millones de pesos. Hasta ese momento, la cuenta sumaba 3 millones de dólares y sus inversionistas estaban dispuestos a seguir.
Esas tres inversiones fueron apenas el principio, la verdadera hazaña sería comprar una fábrica de chips en Estados Unidos para tener el ciclo completo de fabricación. Y así fue, en octubre de 2024, Alejandro y sus socios compraron una planta de semiconductores ubicada en California por 15 millones de dólares.
La adquisición de la planta fue la primera parte (de cinco) de esa última proeza, lo siguiente del plan es desarmarla toda, transportarla a México, armarla nuevamente en Querétaro y echarla a andar.
¿Quéee? Le dije a Alejandro con asombro después de escucharlo. “Vamos a traernos desde un microscopio, hasta maquinotas que pulen el silicio”, explicó con orgullo Alejandro, quien ya puso (so far) a QSM en el radar de empresas nacionales e internacionales de gran calado.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas, la primera barrera fue el desconocimiento total en México de esta industria, comenzando por el SAT que no tenía cómo clasificarlos, el rubro de fabricante de semiconductores o alguna clasificación cercana no existía para la autoridad fiscal.
“Nos pusieron como empresa de software, pero no es reclamo, es parte de ser pioneros en México de este sector”, explicó Alejandro, quien esta por cumplir 30 años.
Pareciera que todos han apostado por esta industria, el gobierno federal, estatal y municipal (Corregidora) han apoyado a QSM desde el día cero facilitando diversos procesos.
La presidenta Claudia Sheinbaum recientemente anunció que buscará reducir en 10% la dependencia exterior de chips y buscará impulsar a esta industria con un plan que proyecta 10 mil millones de dólares de inversión en ATP (ensamblaje, prueba y embalaje de semiconductores) y crecer al doble el suministro local de bienes y servicios para el 2030.
En verano de este año estará todo listo para poner la primera piedra de la planta de QSM en Querétaro, que será la primera fábrica de semiconductores “legacy node” en México.
Los chips legacy son semiconductores fabricados con tecnología ya probada, generalmente utilizando procesos de 28 nanómetros o superiores.
Se emplean en una variedad de aplicaciones, incluyendo automóviles, electrodomésticos y sistemas militares. A diferencia de los chips de última generación, estos suelen ser más grandes, pero son esenciales para muchas industrias debido a su fiabilidad y costo más bajo.
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CHIPS LEGACY MADE IN QRO
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Mientras la política arancelaria del presidente Trump amenaza con ralentizar las 400 fábricas de semiconductores que se proyectan en el mundo, Alejandro Franco avanza con QSM. Sabe muy bien que esta industria es estratégica no sólo para México, también para Estados Unidos.
Las mayores potencias del mundo ya no se enfrentan por acero o petróleo, sino por tecnología, siendo los chips el corazón de esta batalla, y Washington la va perdiendo desde que comenzó el siglo XXI.
El gigante tecnológico taiwanés Foxconn, el mayor fabricante de electrónica por contrato del mundo y conocido por ser el mayor ensamblador del iPhone de Apple anunció en octubre del 2024 el desarrollo de una planta en Guadalajara con una inversión de 500 millones de dólares para fabricar el GB200, un componente con IA de última generación hecho para NVIDIA, la empresa más importante a nivel global de chips de última generación.
Pero QSM no fabricará esos chips de última generación, la apuesta de Alejandro es fabricar chips legacy. México tiene una alta demanda y hasta el momento todo se importa.
Un auto tiene en promedio entre 5 mil y 7 mil chips, el 80% de estos son de tecnología legacy, que son chips que ya fueron desarrollados hace 20 años y sus costos de investigación ya fueron absorbidos, hoy existe un jugoso mercado nacional que demanda esos chips legacy.
¿Pero por qué no construir una planta de última generación? De acuerdo con Alejandro una empresa top que fabrica chips de última generación cuesta 50 mil billones de dólares, con 2 mil doctores, una mega infraestructura que consume millones de litros de agua y tarda más de 5 años en producir, México aún no está en ese momento.
QSM aún no abre la planta para fabricar chips legacy y ya registra ventas de seis dígitos con productos desarrollados en su centro de ingeniería y su centro de diseño, y aunque la cifra es modesta comparada con la inversión, la caja registradora no para de sonar.
“(…) la planta detonará la facturación, la curva de crecimiento es exponencial, al año seis estaremos llegando al punto de equilibrio, se han invertido 20 millones de dólares”, aseguró Alejandro.
A finales del primer semestre del 2026 la planta de QSM estará vendiendo los primeros chips legacy hechos en Querétaro. Y los data center apostados en el estado podrían ser sus primeros clientes.
Pero aún no finaliza aquel sueño del 2021 que materializó con éxito y celeridad Alejandro Franco, ahora traza en su cabeza una nueva hoja de ruta que llevará a QSM Semiconductores a cotizar en Bolsa.